martes, 31 de diciembre de 2024

ACTUALIZANDO A LA POLÍTICA

Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

Recuerdo siempre a Iván Mijailovich Panin, un profesor de mi universidad que decía: "no existe política interna ni externa; existe una sola política y el mundo transita por ella". Arbitrariamente, con toda esta cantidad de problemas que se ciernen sobre el globo terráqueo, usted está en derecho de interpretar esa máxima de cualquier modo. Aquellas potencias de ayer y de antes de ayer, siempre han fracasado en imponer por la fuerza, sus directrices y sus trazos político económicos. La interconectividad es un factor que siempre ha existido y que no solamente se presenta como un enlace entre diversos sistemas, sino que es más que un vínculo de unión. El error actual se trasluce por el hecho de que ese pegamento relacional solamente quieren interpretarlo y darle validez, a la luz de las comunicaciones actuales. Eso de por sí es un crasísimo error. Cuando el río Magdalena estaba represado hace unos 11,000 años atrás, en lo que es hoy la depresión momposina, existía un lago inmensísimo que posibilitaba el relacionamiento en ese entonces entre Chimilas, Zenúes, Mocanás, Caribes, Motilones y otras tribus alrededor de sus orillas. Al tiempo, y en otros estadios, los Toltecas se relacionaban con los Mayas (hasta embajadores tenían), los Aztecas hacían lo mismo con las tribus periféricas y se apropiaban de ellas, de sus comidas, espacios, mujeres y cuanto les daba la gana. Al fin y al cabo, no quiero quedarme en estos relatos porque se de sobra que muchos los conocen. Remembro también por aquí, a la llegada de los españoles a las islas del Caribe, habían persecuciones de unas tribus a otras a lo largo de estas porciones de tierra. Es decir, desde que el hombre empezó a caminar África, transitando por Europa y parte de Asia, desde esos inicios, la interrelación entre las diversas especies se fraguó como un nexo conectivo.

Más sin embargo, la política y la relación entre los estados configurados en diversas tierras y continentes, en los tiempos modernos que decimos tener, siempre ha dependido de como usted insulta al otro. Posiblemente, como se ha dicho de otra manera, en como usted lo desacredita... Un estado más potente que el otro siempre designa de "salvajes" a aquel o a aquellos que no se pliegan a sus preceptos. Tocando probablemente un tema sin parangón, es la misma metódica que han utilizado contra los rusos en los últimos 600 años. ¿Cuál ha sido entonces el resultado?: simplemente uno, la rusofobia. Aunque ha sido un tránsito quimérico y ladino, nunca ha tenido un mejor usufructuo desde que se plasmó. Los rusos siguen vigentes, hoy mucho más fuertes que nunca, en expansión en todas la índoles y dándole ideas como preceptos a los otros pueblos del mundo, fuera del contexto occidental, de como se enfrentan las sugestiones y los amagues. La pálida caquexia se enfrenta sin lugar a duda creyendo en lo que se tiene y luego, en tomar la iniciativa faltando el respeto a aquellos que llegan con sus órdenes basados en normas. Los rusos no son los de hace 30 años atrás. Ni se parecen siquiera a los del fin de la era zarista. Si de alguna manera la alternativa de la libre empresa, lo que le entregó a los rusos fue el aprender más rápidamente de cómo expandir el bienestar y la esencia de sus ideas, a gran parte de la población. Es claro que fue un proceso complejo, lleno de problemas y que en muchos aspectos, no era bien entendido por gran parte de la población acostumbrada en épocas anteriores, a estar sujeto a las directrices unipartidistas. Pero vaya si aprendieron rápido... 

Sin ser abstruso o con ideas icarias, podemos ejemplificar que ahora a los rusos se les mira con una óptica diferente y más persuasiva que la de muchos años atrás. No es porque estén bien armados (los idealistas del entronque post-románico sueñan con el "Orieshnik"), como tampoco por tener ese vastísimo territorio a sus espaldas. La centritud de estas divagaciones están diluidas dentro del eje de acción entre China, Corea, Mongolia, Rusia y otros países asiáticos. ¿Cómo en la vida se iba a pensar que estos países se quedarían de brazos caídos, para establecer una sólida relación comercial, cultural e interrelacional en otros ámbitos?. La rusofobia quedó atrás simplemente porque ahora los rusos salen por el mundo como lo ví en Dominicana, compran empresas, compran joyas como en Cartagena, adquieren bienes inmuebles, las bellezas de sus mujeres impacta, y porque ya no son los campesinos serviles y obedientes de la época zarista. Los europeos y los gringos se dejaron guiar por el recetario pasmado de Brzezinski, que tablereó al mundo con supremacismos espasmódicos y de poco aguaje. Ahora no sé si querrán estrenar otras fobias con los chinos u otras naciones, como hicieron los gringos con los japoneses al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Quizás ahora se arrepienten de haber enseñado a los rusos las letras y las cuartillas del comercio y otras especias. Esa sarta de injurias y sanciones se han ido al traste, ya que al ser aprendida levemente la lección, se sabía por dónde es que le entraba al agua al coco. La cuestión y los sofritos no están en la magnanimidad: todo se concibe en tener una nación, trabajar de la mano aun con otras confesiones y dejar de ser el magnánimo, el chacho, el supremacista del pensamiento, como abunda acá en los lares de la tierra colombiana. Les duelen las críticas y se quejan, hasta mandan razones y tildando a uno de envidioso, pero jamás se miran ni en los espejos de los otros ni en el de ellos mismos. 


domingo, 22 de diciembre de 2024

TRUMP Y EL CANAL

Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

Al presidente electo de los EEUU, Donald Trump, le falta un mes para entrar a la Casa Blanca y sin embargo, inquieta hace rato a todo el vecindario del continente americano. Hagan memoria que hace poco, insistió que Canadá y México, se convirtiesen en miembros de la Unión Americana con el fin de evadir las tarifas arancelarias a sus productos de exportación. No trascendió impertérrito, como un simple chiste, cuando el mismo Trump amenazó al primer ministro canadiense con la imposición de aranceles de 25% a todos los productos del país de la hoja del arce, si en caso tal Canadá, no resolvía el problema de la inmigración ilegal por sus fronteras. Trump es estoico en sus decires y no mide responsabilidad en lo que emana; Él está convencido que su MAGA (Make America Great Again), inicia en sus querencias y deseos. Trudeau como niño obediente, bajó el lomo y sin miramientos espetó que iría a vigilar la frontera como ningún otro…



El futuro poseedor de la oficina oval, trasciende al más acá. Su hambre geopolítica se encarna ahora con todo lo que afecte el comercio estadounidense sea directa o indirectamente. Para Trump el canal de Panamá es un objetivo claro y conciso en la diversificación del comercio exterior e interior de los Estados Unidos. Sus tentáculos infusorios se extrapolan más allá de su parcelación territorial y sin mediar aspavientos, se centra en el canal (construido en 1914) sin un motivo conciso; su deseo expedito es que retorne a su control. Ya lo dijo en un trino espasmódico en su red Truth Social. 

Su razón unívoca se plasma en un supuesto “asalto” a las finanzas gringas por los excesivos cobros de tránsito que ejecuta la Autoridad del Canal de Panamá a cada buque que pasa por sus aguas. El importe por cada paso de cada barco por el canal fluctúa entre los cien mil a los seiscientos mil dólares. En promedio por la misma arteria pasan alrededor de unos 50 barcos y por ende, son alrededor de unos 30 millones de dólares diarios que cuestan estos pagos. Increíblemente, el próximo presidente de los Estados Unidos considera que esta es una tarifa escandalosa y que impacta directamente al comercio de los Estados Unidos. Si sabemos hoy que cerca del 72% de los barcos, están inmiscuido en el mercado interno de este país y Trump cataloga estos cobros como una estafa al comercio de la nación del norte.

Posiblemente el próximo presidente estadounidense está en desacuerdo en que China se vea con el tiempo, más involucrada y determinativa en la gestión y la administración del canal de Panamá. Para engrandecer el esfuerzo casi que faraónico en su construcción, Trump recordó que más de 38 mil obreros estadounidenses murieron por la malaria durante esta magna obra. Una detención de los lazos comerciales de China, según la visión de la geoestrategia política del próximo gobierno norteamericano, podría ser quitarle su influencia dentro de lo que significa la gestión del canal de Panamá. 

Trump en su escrito en la citada red, manifiesta con alarma la fusión de China dentro de la gestión y la organización del canal de Panamá en sus diversas esferas. Lo citó de esta manera sin ninguna clase de remilgos: “Cuando el presidente Jimmy Carter regaló el Canal tontamente por un dólar, sólo podía ser controlado por Panamá, no por China ni por nadie más". Dentro de todo el contexto de lo que expone Donald Trump, posiblemente lo que le causa más irritación sea el hecho que a las compañías estadounidenses les sigan cargando tanto dinero por un trabajo que ellos hicieron. Para concepto de él, el uso del canal debe tener un precio privilegiado para las empresas estadounidenses, debido al origen y a la construcción de esta obra.

La coyunturalidad estriba posiblemente en este planteamiento tajante: “Si no se observan aquellos principios morales y legales que sustentan el traspaso del canal a Panamá, insistiremos en su devolución total sin ninguna pregunta”. Por supuesto que una política de este estilo, no es tan fácil llevarla a cabo y propender de ella, un reconocimiento por parte del gobierno panameño. Aunque sin ninguna duda, un revuelvo de este estilo engendraría un escándalo sintomático en todo el orden latinoamericano. Todavía están frescas las imágenes de la invasión de los Estados Unidos a este país en diciembre de 1989. 

Lo más factible y quizás, más llevadero dentro de una ejecución geopolítica, sea algo parecido a lo de Canadá: el líder republicano probablemente lanza las apuestas presionando al gobierno de Panamá con el tema de la migración ilegal. No estaría de sobra reconocer, que el tránsito por Panamá podría significar una especie de retén con tal de contener todo el flujo de migrantes que van hacia la frontera de los Estados Unidos con México. Una gran parte de ese conjunto puede ser retenido en ese ámbito geográfico, pero de ninguna manera excluye que las presiones y estratégicas de los Estados Unidos, estén encaminadas precisamente a un control mayor de esta arteria marítima. Sin ninguna duda, Panamá sigue siendo el estado más vulnerable y apetecido de todos los países latinoamericanos.