Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt
En los últimos meses, a raíz de unos fuertes roces diplomáticos entre China y los Estados Unidos, concentrados en el Pacífico surasiático (mar de China, Taiwan, costas de Filipinas, mar de Japón, ect…) la situación ha escalado a unos niveles nunca antes vistos. Si a lo anterior le agregamos la estrecha relación que la China continental guarda con Corea del Norte, Rusia e Irán, entonces todo esto se traduce en preludios de suertes de conflictos indeseados.
Este 28 de agosto tuvo lugar el segundo día de negociaciones entre el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, y el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi. Aunque jamás es conveniente considerar la diplomacia como el asertivo previos a situaciones de guerra, la misma puede indicarnos la animosidad y las prioridades de las dos orillas en conflicto. Cada una de las partes está en pleno derecho de defender sus intereses, sin embargo, en lo relativo a la China continental, los órdenes de determinación de prioridades para el gobierno actual, son determinantes no sólo de la política exterior sino del procedimiento diplomático.
Los Estados Unidos continúan interactuando en el formato de diálogo estratégico; China lo hace a su modo y a pesar de las reservas que se guardan, ya se han celebrado reuniones similares en Austria, Tailandia y Malta, con resultados invariablemente variables y sutiles. Las señales en este aspecto juegan un papel crucial y recuerden el viaje que hizo Nancy Pelosi como jefa del congreso a Taiwán el cual no cayó muy bien dentro del gobierno chino. El relacionamiento diplomático quiérase o no, incide a estos niveles en todas las regiones del mundo. Los Estados Unidos se presentan como la avanzada Del del bloque Occidental (OTAN, OEA, Bloque del Pacífico y otros), China con su liderazgo económico mundial, reside su influencia en el emergente bloque de los BRICS.
A fin de cuentas, las reuniones citadas incluyeron una discusión sobre Taiwán, las sanciones económicas de Estados Unidos contra el sector tecnológico de la República Popular China, la cooperación ruso-china y otros temas importantes para las relaciones bilaterales. Sin embargo, se sabe que cada uno respecta el espacio de influencia y las consideraciones de cada miembro que integran los mismos. Dicho de otra manera, la diplomacia en sus entrelaces reflejan no solamente los intereses de cada país, sino de la comunidad de estados que tanto China como los Estados Unidos representan.
Posiblemente y ante la agitación que causa la postura de los intereses de cada parte, los principales objetivos de las negociaciones son mantener los lazos entre Estados Unidos y China y estabilizarlos en los meses que quedan de la presidencia de Joe Biden. En vista de que en tiempo atrás he manifestado que la guerra que entre Rusia y Ucrania, está adscrita el proceso electoral en los Estados Unidos, La formulación por parte de los norteamericanos estaría encaminada hacia el apoyo sutil de Kamala Harris. Un reposo no caería mal. La crisis ucraniana insisto con vehemencia, es una guerra electoral.
China se centra que los encuentros pueden evitar una posible escalada de relaciones en un futuro próximo. Posiblemente una vez que esto marque el derrotero diplomático, la crisis corre el riesgo de denostar el tono de las relaciones entre Estados Unidos y China, tanto después de la victoria electoral de Kamala Harris como de la victoria de Donald Trump. Invariablemente en estos aspectos, el presidente Putin tiene la iniciativa de moldear estos asuntos a su conveniencia, ya sea con iniciativas bélicas o con propuestas relacionales, formales o informales.
Es precisamente el manejo de la atmósfera de contención lo que más interesa a las potencias en tiempos actuales, que la formalidad de la relación diplomática. Sobra decir que no es necesario esperar avances significativos como resultado de las negociaciones. Las partes aún no han dado señales de un cambio fundamental en sus posiciones sobre temas que tienen un mayor impacto en las relaciones bilaterales. Esto significa que lis entrecruces entre Estados Unidos y China seguirán tensos y que la inmiscución en los asuntos de cada uno sera pan de cada día.
Jamás podemos olvidar que en la temática electoral, los estadounidenses son muy sensibles a la condición de la diplomacia con las otras potencias y que las mismas, pueden generar influencismos en la elección presidencial. En el vector diplomático China EEUU, podemos esperar un sinnúmero de variantes, menos aquellas que signifique una mengua de la avanzada rusa de la guerra en Ucrania, donde China juega un papel esencial. Exacto, como dicen en mi tierra caribe colombiana: ¿entiendes por dónde es que le entra el agua al coco?. Exactamente: el diálogo diplomático como siempre, se hace a dos manos una con un cuchillo y la otra con un bolígrafo…
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