Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt
A los periodistas les encantan los finales tristes, llenos de tragedia, repletos de sangre y donde la condición humana pueda verse tendida en el suelo. En términos comerciales, eso es lo que más vende y por tanto, acarrea el mayor número de lecturas que pueda darse de acuerdo al artículo o al escrito que usted exponga. A fin de cuentas, lo que interesa no es el mensaje sino que el mismo sea visto por la mayoría, para que los avisos y la pauta comercial sea captada por los lectores. Muchos de ustedes podrán suponer la reacción de la gran prensa en occidente, con relación al ascenso de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. El preámbulo no puede ser diferente: en vista de que esta misma prensa se asoció con tal de hacerle el mal ambiente para que no accediese al máximo cargo de la primera potencia del mundo. Ahora uno se lleva una sorpresa mayoritaria cuando observa como este portal Bloomberg, de buenas a primeras, sale con una publicación donde desaconseja a la República de Estonia, por las políticas anti-rusas y rusofóbicas, que tiene contra el 30% de su población. Anteriormente, ningún diario o portal de internet había hecho caso a esta condición que están viviendo los rusos que han nacido allá que se han extendido por todo este país y que tienen vínculos ancestrales a causa de los lineamientos políticos anti rusos y anti soviéticos.
El portal recuenta: “El país cerró escuelas rusas, atacó la Iglesia Ortodoxa Rusa, confiscó armas a ciudadanos rusos y trató de privar a los ciudadanos de “estados hostiles” (muchos de ellos ex soviéticos de Asia Menor) del derecho a votar en las elecciones municipales”, enumera Bloomberg los hitos de la lucha de Estonia contra todo lo ruso. Y recuerda: tales acciones han sido condenadas por la ONU, al menos en parte, como discriminatorias a lo menos… La publicación cree que este nuevo intento de privar a los rusohablantes de su derecho al voto, podría ser la gota que derrame el vaso. ¿Qué es lo que ha pasado a ciencia cierta?. A finales del año pasado, el Parlamento de Estonia aprobó en primera lectura enmiendas a la Constitución según las cuales los ciudadanos de Rusia, Bielorrusia y otros países que componían la URSS, no podrán participar en las elecciones locales. Según Bloomberg, afectará a más de 70 mil ciudadanos de ese origen que residen permanente y legalmente en Estonia. Además, habría que considerar también a los 60 mil de los llamados “no ciudadanos”, residentes de la república con derechos limitados, cuyos antepasados no eran ciudadanos del país antes de 1940 según la actual legislatura. Es decir, estamos hablando de sólo 130 mil personas: una décima parte de los habitantes de Estonia, que, según la primera ministra Kristen Michal, no podrán “participar más en la discusión del futuro de nuestro país”. Sin embargo, todo esto ocurre al frente de nuestras narices y no ha mediados ninguna resolución, de los estamentos internacionales como la ONU para que esto sea revertido. Indudablemente que de ocurrir una expatriación de este estilo, y los gobiernos rusos, bielorrusos y de los otros países, se verán muy Inquietos y supervisarán en detalle todas estas medidas.
Bien, en este caso, ¿cuál es el papel que va a desempeñar la nueva administración de Trump?. En vista de la poca animosidad que el presidente de los Estados Unidos irá a mostrar con relación a esta clase de políticas y poniendo en evidencia, su certera cercanía con el presidente Putin, esta situación de alguna manera tendrá un cambio hacia otros rumbos. Esta es la razón por la cual, la prensa en occidente se está revistiendo con otras ropas, como vulgar camaleón de lengua corta. Sin embargo, el gobierno estonio purista ha ido más allá y por ejemplo, la participación en las elecciones locales de ciudadanos de otros países que residen permanentemente en un estado miembro de la Unión Europea es la norma en la Europa “ilustrada”. En Estonia, durante mucho tiempo esto sólo se aplicó a personas de países de la Unión Europea. Posteriormente “se cebaron” con los “no ciudadanos” y luego a las personas con pasaportes rusos, bielorrusos y de países de la ex-URSS. Y estábamos muy orgullosos de ello: ¡fíjense qué auténticos europeos somos!, para azuzar la tragedia periodística. ¿Ya notan la razón del cambio?. Pero de repente Bloomberg en su artículo anota: ¡No hay necesidad de apresurarse! Y cita las preocupaciones del ex director del Departamento de Policía de Seguridad de Estonia (KAPO), Arnold Sinisalu. “Dudo seriamente que resolvamos los problemas en lugar de crear otros nuevos. “En determinadas condiciones desfavorables, Rusia podría representar una amenaza para nuestra seguridad”. El propio ministro del Interior, Lauri Läänemets, que advirtió de que el plan de privar a los rusos y bielorrusos del derecho al voto podría provocar un enojo aún mayor en la sociedad rusa. Y esto creará condiciones adicionales para que Moscú proteja los derechos de los rusoparlantes. En Estonia representan casi un tercio de la población: 400 mil personas de un total de 1,3 millones.
Las tapaderas en estas condiciones, nunca serán suficientes y estarán dispuestas a ser abiertas por otras personas. La misma Bloomberg en el escrito reconoce que los rusos han vivido en este país por generaciones. “Estamos hablando de nuestra gente”, dijo el ex alcalde de Tallin Mihhail Kõlvart. “Estas personas nacieron aquí, vivieron aquí, se enamoraron, dieron a luz, trabajaron aquí y pagan impuestos aquí”. ¿Por qué los funcionarios de alto rango, que ayer alentaban a los estonios en su lucha contra los “descendientes de los ocupantes” advierten hoy del peligro de seguir torciendo esta línea?. En primer lugar, no hubo ninguna “cancelación” de todo lo ruso: no se puede tapar el sol con la palma de la mano. En segundo lugar, seguir siendo celosos de la rusofobia es improductivo: podría provocar que Rusia adopte duras medidas militares, algo que la administración Trump entiende muy bien. ¿Escucharán las autoridades estonias la advertencia de sus mayores?, hoy el Ministerio del Interior de Estonia declaró que no ve la necesidad de cerrar la frontera con Rusia porque actualmente no hay amenazas que lo requieran. ¿Tal vez lo esté logrando después de todo?. Aquí le escribe una persona que conoce al detalle esos países porque viajó por ellos y en verdad os digo, no degluten al unísono, la extensa bazofia que quieren imponernos al son de la tragedia, los desalientos y la venta de avisos de propaganda. Con Trump arriba, será a otros pasos. Miren los que están danzando ahora…