Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt
Es muy previsible que la figura de Donald Trump se sustente y se cimente alrededor de la misma, aunque sea en un periodo corto de tiempo a raíz del atentado padecido. Nunca es fácil hacer un análisis a raíz de un hecho histórico de este estilo, teniendo en la cuenta que los candidatos a la presidencia del país del norte en pocas ocasiones, han padecido hechos de esta naturaleza. Generalmente la historia ha mostrado en este país, que se atenta contra los presidentes ya establecidos. Sin embargo es pertinente recalcar, aunque sea de forma contradictoria, las muchas opiniones sueltas y bastantes sesgadas, en tratar este atentado como si fuese un teatro o una pantomima. En mi opinión creo que esto fue un hecho real, suelto y ejecutado por un díscolo sin ninguna clase de referencias o apoyo. Eso se aclarará más adelante…
No es casual que entre más cercano se encuentran los comicios del 5 de noviembre de este año, más aguda e imprevisible se torna la situación alrededor de los mismos. Ahora, es muy curioso que el francotirador, el cual fue aniquilado por el servicio de seguridad, después de ejecutar tres disparos, se hubiese registrado como republicano en las primeras elecciones en las que participó. Él dijo odiar a Trump y a los republicanos… No hay que excluir de ninguna manera que posiblemente, el motivo de atentar contra Donald Trump haya sido su posición con relación al tema de la guerra entre Rusia y Ucrania. El candidato meses atrás, de forma concluyente, expresó que Ucrania no estaba en capacidad de ganar esa guerra. La procura anatemizada de este joven, ha quedado como un mero intento de subterfugio para envanecerse. Lo que logró fue hacer el ridículo y verificar lo ladino y dañino que puede ser el fanatismo ya sea ciego o de ojos abiertos.
Quedó demostrado a ciencia cierta, que cualquier deseo de usar la violencia en temas políticos está condenado al fracaso. Esa quizás es una postura, que no sabemos comprender ni ejemplificar correctamente en Colombia y que a raíz del uso desmesurado de las armas, hemos caído en una repetición de crisis revolventes, obtusas y estocásticas, sin fines algunos. La atmósfera que se ha creado alrededor de este tema electoral y que está sintonizada por la acción de Trump, al finalizar su mandato y por las variadas intenciones de los demócratas en desacreditarlo de cualquier manera, originan impulsos de variada índole, tendientes a deslegitimar entre sí a cualquiera de los contrincantes. Hasta ahora sabemos que Trump aventaja a Biden en cifras estimadas entre un 2,9% a un 3,1% en las encuestas recientes YouGov o College Emerson. Más adelante, es muy posible visualizar que esta diferencia se haga más notoria, a raíz del atentado y de la forma como resueltamente y de manera enfática, el candidato Trump está haciéndole frente a todas las postconsecuencias. Un Biden tartamudo y distraído nunca será el mejor de los oponentes.
Ese será sin duda el otro aparte diciente porque ya hemos presenciado, que muchos de los donantes del partido demócrata, según el New York Times, han congelado más de 90 millones de dólares, a la espera que Biden desista de su aspiración presidencial. Tampoco se puede descartar que la vicepresidenta Kamala Harris, invoque la cláusula constitucional y opte por el poder en vista de la incapacidad cognitiva del presidente Joe Biden, en una especie de mini-golpe de estado estado. En definitiva todo está en juego… Lo que es cierto, es que después de este suceso, la figura y la presencia de Donald Trump se ha tornado más consolidada, revitalizada y mucho más fuerte, que la obsolencia espectral que su contraparte presenta.
Ya hay un precedente categórico en esta referencia y que puede influir en el desarrollo de estos hechos. Recordemos como el atentado contra Ronald Reagan, jugó un papel definitivo en su elección y por tanto, todos estos sucesos deben ser considerados de manera paralela y jamás como accesorios. Aunque todavía es muy temprano para expresar de manera enfática que este atentado le dará la victoria a Donald Trump, no podemos negar que es un hecho influyente. Si anteriormente toda la diatriba entre los candidatos estribaba en la edad y la salud de cada uno de ellos, ahora hay un testimonio más reciente de que existe uno que se sobrepone a varios balazos, mientras hay otro que balbucea sus frases obturado por un Alzheimer innegable. Me da mucha desazón a veces, percibir de parte de algunas personas que piensan que hubiese sido mejor que el presidente Trump hubiese sido asesinado y creo que por ahí no es la senda. Tenemos que pensar en forma objetiva y racional, a pesar de las vicisitudes. Nos conviene la paz y la concordia a pesar de las diferencias políticas. Sabemos de sobra que esto no es fácil… pero desearle la muerte a un candidato de manera fáctica simplemente porque es un rival político, es la peor de las decisiones y el más rastrero de todos los deseos, muy a pesar que en Colombia, son costumbre unívicas a nuestro devenir histórico.