lunes, 17 de febrero de 2020

Sobre la película PARÁSITOS, de Corea del Sur, ganadora del Óscar a la mejor cinta extranjera


SOBRE LA PELÍCULA "PARÁSITOS"

hecho de que una película surcoreana obtuviese 4 estatuillas de los premios Oscar,  llamó poderosa-mente la atención. Y aunque ustedes no lo crean, algo de esa trama tiene que ver con las discusiones que hemos llevado a cabo con relación al urbanismo y a la planificación territorial en Bogotá y en toda Colombia. Obviamente mucho del contexto explicativo de la historia tiene que ver con la injusticia y la  se-gregación social, que existe en las grandes ciuda-des de Corea del Sur. Los pobres excluidos viven en los sótanos y los subterráneos de casas y edificios. Una película dura, seca y desgarradora. Un diagnós-tico certero de las realidades que se viven en un país muy desarrollado, donde se hace imposible de creer que situaciones de este estilo ocurran. La gran pro-paganda se ensañó contra el gobernante de la Corea del Norte pero jamás reseñaron a la del sur. En fin...

Lo real puede que en algún momento transite hacia los supuestos, pero nunca se impregna de las gotas imaginarias. También lo descarnado y la crueldad del relato traza en mixturas con ciertas situaciones de humor y del desapasionamiento asiático. En algunos momentos de pronto traemos a colación lo fantasioso o lo casi esotérico que hemos observado en otras cintas japonesas o chinas, muy a pesar de que ésta conserva desde el inicio sus particularidades y su sello propio. Debo confesar que me atrapó la sensación de qué nos iríamos a encontrar nueva-mente con las escenas llenas de incredulidad y de saltimbanquis desconexos. Pero no fue así. Tampoco es hacer el panfleterismo en mostrar cadenciosa-mente las exclusiones, las injusticias, las asimetrías entre las diferentes clases sociales que existen en Corea del Sur. Sin duda alguna lo que es esta pro-ducción en nada tiene que ver con factores directos de denuncia o de difusión de entelequias difusas. Para nada... Es un reflejo exacto de las diferencias sociales que como en todo nivel social, hay algunos que están dispuestos a pagar el precio y otros a tolerarlo. Aquellos que están dispuestos asumir el reto, se arriesgan a todo a pesar de las vicisitudes...

¿Entonces no era que los coreanos del sur ya habían sobrepasado estas clases de limitaciones y formaban medianamente una sociedad un poco más tolerante y equilibrada?. Parece que no es así, parece que ellos tienen gravísimos problemas también en la distribución del ingreso. No nos piden visa para ir allá.

Creo que pocos sí lo sabían y si no estaban enterados pues cerciórense. Los surcoreanos todavía siguen sin entender como un país latinoamericano envió a más de 1500 soldados a batallar contra los chinos y contra los del Norte, sin tener siquiera un atisbo de razón o de sensatez. De cómo Corea del Sur pasó en sólo 60 años de tener un ingreso per cápita mucho menor que Colombia, ha ser actualmente uno de los países más desarrollados, es motivo quizá para otro escrito. Sin embargo lo ejemplificado en este buen pedazo de cine es más que elocuente y prometedor.

Tampoco es para creer que así son los surcoreanos ni mucho más ni menos. Estoy convencido que por tantas más razones, muchos de los cinéfilos se desesperarán con lo que llaman ritmo o entretencionalidad de la película. Pero por favor fíjense en el alcance y la prospectividad de la cinta. "Parasitos" al menos es una designación circunstacial o bufónica. Lo que hay en su sustrato es aún más exponencial y caricaturescamente crítico con finura. Se explayan las fobias, los malos deseos, las barreras segregacionales y las marcaciones de espacios preconcebidos.

Lo anterior si puede ser una realidad y de a puño o de pronto, una constante explanación de lo que día a día sucede en ese país. Quiérase o no, el artistismo y la expresión plástica honesta y sensata, de alguna u otra manera da a entender el tejido social, las expec-tancias y sus derrotismos inherentes. Maravillan estos coreanos lo atrevido que son, su determinación en dar a conocer a los apartados bajo los sótanos y subterráneos, cuando precisamente hoy día, el urba-nismo pretende recuperarlos y agregarlos a la diná-mica psicosocial. Acuérdense como en Seúl insisten en readecuar sus espacios verdes y desechar esas ignominiosas autopistas. Sí correcto, pero quizás no sabíamos que el tejido social se rompe también con la discriminación de los espacios y con el riesgo de padecer catástrofes naturales severas. Es una película urbanísticamente bien trazada. Es una preciosidad crítica, dura y hasta difícil de digerir. Hasta en ciertas, ocasiones se le pierde el rastro dramatúrgico y los cambios de escenas se tornan increíblemente esotéricos. Pero vale la pena ya que es otra visión para nosotros desconocida y desprovista de los ro-pajes lloriqueones y puerilmente noveleros, tan pro-pios de por aquí. Mientras el "Da Que Te Vienen Dando" populiza la subcultura de hacer lo que sea, con tal de tener plata narcotraficantemente, allá más bien apelan a las conexiones imposible y efectivas. Lo subterráneo tiene sentido, pero por favor, es para crear espacios verdes; jamás para los dólares de malas querencias o para la ventana lavadora trasera.