lunes, 8 de julio de 2013

LA IMPORTANCIA DE LA INTIMIDAD Y LA PRIVACIDAD


DEL PORQUÉ DE LA IMPORTANCIA DEL SECRETO Y LA PRIVACIDAD DE LOS INDIVIDUOS


Ya es una verdad de a puño... En este mundo, tal y cual como estamos y con el orden de conectividad que tenemos, es sabido y difundido que en las comunicaciones actuales el secreto y el derecho a ser un individuo no existen. Lo peor de todo es que tampoco ningún gobierno lo garantiza a pesar del amparo, los loas y los sacramentos constitucionales. Nadie está exento y lo digo sin remilgo alguno... nadie y eso es una gran tristeza. Cuando en un momento hicimos fiesta y jolgorio por una sociedad libre, democrática e interconectada, resulta y pasa es toda la artimaña fué usada para fines contrarios. Si vas a tu página social, te encontrarás que a todas tus fotos le habrán hecho un rastreo, que a todos tus comentarios los habrán barrido con escoba vieja, que a todos tus amigos los habrán endilgado y así sucesivamente. Qué no diríamos de nuestra cuenta de correo y de tantas y más accionares que de forma inocente y creyente, consignamos en la red ilusionándonos que sólo nos pertenecía. Ya de antemano estábamos sabidos que algo de ese estilo podría ocurrir, pero nunca que el transfondo fuese tan profundo y con tan bajos propósitos. Ya muchos estados, con sus agencias de información y aliados de quehaceres mediatos e inmediatos están en capacidad de saber qué hacemos, porqué lo hacemos y para dónde vamos. Terrible...

En dónde radica la importancia de nuestro espacio individual? Es justo y justificable que los organismos de inteligencia del mundo puedan conocer de una simple persona que habite en cualquier lugar toda sus ansiedades, todos sus infortunios, todas sus problemáticas y en absoluto... todas sus interioridades simplemente por el hecho de buscar una pista, una elocuencia, una idea o simplemente por querer inmiscuirse en la vida del tipo sin razón de ser. El derecho a la intimidad, a la individualidad, a ese círculo inherente y tangible del ser es un derecho humano in-negociable. Ya sabemos de sobra que los estados no lo van a garantizar. Ya la entelequia se encuentra diáfana y nítida para de sobra saber que no va a haber amparo de ninguna clase para que el respeto por el individuo se garantice. 

No queda otra alternativa sino hacer una clara manifestación de disconformismo contra comportamiento de ese estilo; es decir, tendremos que apelar a un estilo de protesta que todavía no está clara de que forma podría plantearse, con el fin de hacer valer nuestros derecho humano a la individualidad, a esa porción ineludible, preciosa de ser un ser único y por tanto no dependiente del ojo examinador y cáustico, de una potencia, instituto, otra persona o una nueva diametralidad de inquisición, que se cierna sobre  nosotros por los días de los siglos... Qué hay que hacer entonces? Más bien ahora la pregunta redunda a quién le vamos a creer? Al Heraldo de Barranquilla, un pasquín de escritos medios y fuentes secas? A La Libertad con su inocencia desbordaba y sus ansias de cobros con base en rúbricas antialcaldesa? 

Propongo que como entes individuales saquemos a la palestra nuestro inconformismo... Habrá que migrar nuestra información a fuentes confiables... Fuentes confiables? Y si será que encontraremos un puerto deben recibo que pueda ser catalogado como confiable? Este escrito se llena más de signos de interrogación que de propuestas concretas. Antes creíamos que nos estaban acorralando, ahora nos percatamos que estamos cercados. Tendremos que apelar a las señales de humo, las señas ópticas o a la encriptación de mensajes de punto a punto. Creo firmemente que hay esperanza y si de algún modo se temía que el individuo en su conjunto puede manejarse como a los cobayas, creo que esa aseveración no está fundada. Lastimosamente nos engañaron y no somos nunca más lo que creímos ser... George Orwell se está sacudiendo en su tumba por la razón que le cabe en los siete grados de libertad que manejamos.

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