lunes, 14 de junio de 2021

LAS PROTESTAS ESTUDIANTILES EN BARRANQUILLA

El solo hecho que unos estudiantes de esta ciudad, que no alcanzan por ahora el millar de participantes hayan puesto sobre la palestra, la vida cruda, injusta y desigual de sus aspiraciones a futuro, es un logro valioso. Ellos conforman ese fértil frente de choque que ha salido a dar a conocer sus cuitas, sus pesares y sus propuestas. El alcalde Pumarejo ha salido digresivo, a ofrecerle unas precarias becas en la institución que más los reprime: la Policía colombiana. Los poderes locales no han querido reconocer que la dilatación de esta problemática, de cerrarle las puertas a la juventud y de cercenarle nuevas alternativas de formación y desarrollo, son de características imprecacionistas. Lo que estamos haciendo es aplazar año por año su resolución y de paso, propiciar protestas más fuertes para un cercano futuro. Ese desastrado enfoque de darle la espalda a la juventud, y solamente otorgarle tratamientos subterfúbicos con medidas superficiales centradas en lo futbolístico y en festividades lúdicas, ya los aburre, los desintoniza y nunca nos conllevará a una solución de fondo. La juventud está desesperanzada y sin referenciación. Las estadísticas estiman que el 32% de los jóvenes no logran terminar el bachillerato, aquellos que lo logran, el 41% se queda sin entrar a una universidad o instituto técnico, los embarazos juveniles va en crecimiento constante y por ende, al final del ejercicio, toda esta trama estocástica, se convierte en caldo de cultivo para la delincuencia, el microtráfico, el sicariato y demás males que los asolan. Ya Barranquilla pide a gritos nuevas instituciones universitarias y técnicas de nivel, que puedan darle cabida a la demanda estudiantil inherente.

Estudiantes protestando a las afueras del estadio Metropolitano en Barranquilla.

El alcalde taimado y con cálculos electoreros mustios, comete un grave error al no considerar la dimensión de la problemática de los jóvenes en esta ciudad y departamento… No reconoce su exclusión, no muestra una solidaridad efectiva y conciliadora, no es unívoco en el abordaje de la problemática, como tampoco desea marcar pautas integrales de solución. A pesar que en la ciudad, región y país hay información que entregan luces claras de los causales de estas protestas, no se puede seguir en la pauta de la represión incendiante, de echarle el vecindario contra los jóvenes, de mostrar esa imprecación voluptuosa por el empeoramiento de las cosas e insistir en mostrarlos como delincuentes. Ya es fastidioso que luego, sin remordimiento alguno, ablucione sus manos y se salga por la tangente dejando siempre a las fuerzas armadas, como los únicos responsables del ablandamiento de los jóvenes. Esos carteles emanados por las autoridades que contraponen delincuentes que asaltan negocios y almacenes, con el ambiente de las protestas del estudiantado, son improcedentes y desinformantes.

Las autoridades no pueden convertirse en emanadores de órdenes como anacoretas del infortunio. Deben propiciar el diálogo con estos jóvenes que de sobra sabemos, no van a detenerse en sus protestas. El diálogo y la negociación, de sobra son las mejores alternativas si hay deseos de solucionar la problemática. Entiendan que la palingenesia de los estudiantes es recirculante y evolvente si todo se atiene a sus sufrimientos y sus justas demandas. Esas propuestas logomáquicas de parte del alcalde y la gobernadora, deben aterrizarse y curarlas de ese panurgismo exponencial con las cuales están pintadas, por sus literales asesores miásmicos. No son espacios yermos como tampoco pérdida de tiempo. Es muy fácil catonizarlos y subyugarlos con el rigor adocenado que le confiere el poder de facto al señor alcalde, pero tenga en la cuenta que los estudiantes, esos pocos decenales como Usted los llama, han mostrado la verdadera y cruda realidad de esta ciudad que estaba embalsamada en el supuesto jolgorio infinito y en sueños de Libertadores a punta de estaderos. Eso no es así, dado a que su minoceísmo no le permite ver fuera del más allá, a su gestión que se concentra únicamente en los cruces que hace con sus adláteres, amigos y contubernios. Hable con los muchachos, llámelos, escúchelos y acuerde, que fuera de esa pesada carga de endeudamientos público que agranda y nos lega, también dejará la abjurada carga de pesares postergados.

 

Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

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