No te creo Claudia como tampoco valoro tus lágrimas. Esa parsimonia tuya se agrupa exclusivamente en solucionar una situación puntual, pero no se extiende a valorizar los estados reales que padece nuestro país. Discurren muchos videos con tus declaraciones, donde incitas la fortaleza y la reciedumbre de las fuerza pública para aplacar las protestas, y de esa forma poder ser resueltas usando el puño o la bala. Ya a Soacha la hemos barrido innumerables de veces... No sé la razón de esa saña pero es injusto que tu mentor, el senador Robledo, guarde un silencio ladino y pretencioso sobre esos ámbitos y esas señas. Aquí no estamos asistiendo ante una solución de raíz, sino que presenciamos simplemente el paso de páginas ante hechos que quieren caracterizar como comunes.
Estamos ante una mancuerna dirigencial, como la redoblante máxime en buscar excusas o encontrar refugios en el palacio de San Carlos. ¿Qué importa decir que lo habías presagiado, a sabiendas de tener el poder distrital para impedirlo?. ¿Dónde están los verdaderos culpables?. La gente hace rato le ha perdido miedo a la represión o a los anuncios tajantes. Vas rezagada en la trama electoral, las encuestas avizoran nuevos rumbos y quizá sea esa la razón del porqué no han habido más efusiones callejeras. No Claudia, no tragamos entero... fuera de ser cuadradas, esas lágrimas tuyas las endulzas con azúcares del río Cauca, con una cruz en nombre del Señor como respaldo... Y no te la tires de pendeja: ya la hemos visto en televisión hasta el hartazgo.
Víctor Hugo Marenko Boekhoudt
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