martes, 23 de febrero de 2021

LA VERDAD SOBRE EL ACAPARAMIENTO DE VACUNAS

Nadie ha dicho lo cierto sobre las vacunas. Todos los medios informativos de alguna u otra manera, están emparentados con las marcas asociadas a los países que los patrocinan. La BBC ha sido frenética en el auspicio que le hace a la AstraZeneca, su pésima difusión sobre la Sputnik V y el favorecimiento por las otras. RT no hace sino defender la de la Gamaleya. Deutsche Welle se esparce en flores con la Pfizer y también articula titulares anodinos contra las chinas y las rusas. Ese es el resumen. Lo que no sabíamos es el porqué del acaparamiento por parte de las potencias anglófonas y sus exorbitantes cifras. Los canadienses apartaron 9 vacunas por persona, los estadounidenses 7, los ingleses 6 y los europeístas 5. La lista continúa con otros estados. En resumen 10 países que componen el 17% de la población del planeta concentran el 62% de las vacunas hoy día. Números bien escalofriantes que nos ponen a pensar: ¿Por qué lo hacen?. ¿Qué buscan?. ¿Cuál es el motivo?. ¿Por qué ese frenetismo patético?. 

Jornadas de vacunación con grandes incertidumbres...

Podría pensarse en lo sabido: manipulaciones de mercado y las ya aburridas maquinaciones a que nos tienen acostumbrados. Es el capitalismo y especular es "dulce" y hasta se premia con titulares en los periódicos donde  una posición de fuerza, se enaltece con negrillas de éxito. Pero, a fin de cuentas, ¿qué más hay detrás del cutarro?, como decimos en mi tierra. Se llama duda de efectividad y eso no lo mencionan: Al verse en la incertidumbre del futuro, las potencias prefieren acumular vacunas para especular un poco y también, para solventar los baches que se presenten con esa tal "durabilidad" de la llamada efectividad. En caso concreto sería el indicador más diciente de cada vacuna. Si es bajo, por ejemplo de 6 u 8 meses de amparo, todo se complica. Por tanto provisionan una alarmante cantidad, importándole la condición de los otros.

Nosotros los colombianos pertenecemos a esos "otros" y con estos mandatarios que no actúan sino que hacen lo que les dicen, pocas esperanzas se siembran. Es verdad: había que elaborar nuestra propia vacuna y la tecnología era lo de menos... Mas sin embargo, nos vemos ante esa incertidumbre de esperar que los "rubios" se revacunen, se sientan seguros, nos llegue el tercer pico y hasta el cuarto, con nuestros muertos. Claro que estas muestras de solidaridad se pueden dar en estos contextos, con réditos económicos incluidos, pero no ese tipo de segregacionismo burdo y opcional que brinda la escala de las fronteras. Al menos, al no saber cómo reaccionarán las vacunas, ellos se amparan con las cantidades, mientras frenéticamente seguiremos quejándonos. ¿No lo sabía?, pués entérese, que esto va para largo amistades. Ahora sí se dan cuenta hasta qué punto somos seres cobayudos... 

Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

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