viernes, 2 de septiembre de 2022

DETRÁS DE LA HISTORIA DE LA ESPADA DE BOLÍVAR

Iván Duque, el único expresidente por encargo en la existencia de Colombia como república, es el absoluto culpable de todo este escándalo. Hay demasiada ilustración sobre los adobos y la salsa periodística volatinera, sobre los tejemanejes de quién la pidió, el que la encargó, el que la negó y hasta el rucio papeleo... Pero la verdadera historia no es así. ¿Cuáles son mis fuentes?, pues son varias y todas cercanas al Presidente Petro y a la Vicepresidenta Francia. Algunos de los lectores hasta las podrán suponer, pero lo cierto es que detrás de la aviesa estratagema, cundía un deseo perenne para que el reyezuelo de marras, no fuese insultado con la espada. 

El susodicho monarquillo de tres pesetas, en búsqueda de reconocimiento, de prensa rosácea y titulares caquéxicos, se apunta a cualquier ceremonia de transmisión de mando en Latinoamérica (en Europa no va, tampoco a los otros del grupo de los siete). Felipito quiere cobrar unos aires de una institución que anda en crisis en España, que está decolorida y que en vista de esa anatemización, sube su rubor con estos viajes adustos y calurientos a sus ex-espacios. Se supo que las exigencias de no presentar el arma del libertador ante el "majestuoso", fue una petición expresa y tácita ante el gobierno de encargo. Aquí lo complacieron y le dijeron que no habría problemas, que sería amparado por medio de estrategias de dédalos, que como tal ocurrieron. Lo que nunca consideraron es que en tiempos de transición, todo se filtra y es imposible abjurarse cuando la información transita por los mandos medios henchidos de patria.

 

El experto en encargos trazó un plan pálido y oportunista. Con anterioridad a 36 horas, dijo que no prestaría el arma libertaria por razones risibles de seguridad, precisamente en la plaza donde muchos ojos del mundo estaban puestos. Al royalito le dieron su luz verde, con esa complacencia de servidor experto y de mandadero tarfufo, casi insapiente, para que arribara a Bogotá en avión ibérico. Es notable que el expresidente complacedor, mantuvo contacto con su jefe supremo quien era el coordinador de toda la estrategia de halagos. Hasta esos tibios momentos, creyeron en la fuerza del protocolo, que el mismo jamás de los jamases había sido roto y que por tanto, tampoco se le brindaría ese chance semiótico a Petro. ¿Si vieron la sonrisa que esbozó Roy Barreras cuando nuestro actual presidente espetó la orden?. Entonces no se diga más... Ya saben quién movió los hilos de la contra estratagema. Francia, con su inocencia prístina no sabía. Ese era un trazo palingenésico y de compartimentación exclusiva, al puro estilo partisano (de algo sirve la experiencia no joda).

Petro y el ibérico peninsular se entrevistaron en la víspera. Exacto, hasta ese momento todo transcurría bien. El reyezuelo siempre se toma sus fotos y al unísono, las publican los baboseros para resaltar la diferencia de estaturas. El tipo no sabía que Petro se muere de la risa con eso a razón de su bella esposa. Lo que sí nunca pudieron dilucidar es que la suerte la echaron a raudales. El mandadero presidencial se enteró a retazos y de manera estocástica. El paso de la sospecha a la certeza le duró una semana. La llegó a abjurar pero la obtemperaba a cada rato quedándose sin salida. Creyó poder resolverlo todo pero más pesó la convicción de un Jefe de Estado catonizado. Lo demás lo conocemos todos: la orden, el rompimiento, la espera y el esplendor. Un reyecito sin mando y sin decisión, haciendo su papelón apostásico. Un expresidente icario, configurando un video dizque autorizando el préstamo y la espera del pueblo sapiente, convencido y apoderado de toda esa simbología que denosta sabiduría y torna rucia, la imbecilidad del pasado de los trasnochados de aquí y de allá. Les salieron "generales" como dicen...

Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

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