viernes, 23 de abril de 2021

EL VIRUS COVID-SARS-2 Y LO QUE NOS ESPERA

Luego de aparecer en nuestros intramuros, el virus COVID-SARS-2, como científicamente se le conoce, nos doblega y nos cambia la vida en todos sus sentidos. Los gobiernos de todo el mundo reaccionaron de manera diferente al encarar esta problemática: los europeos, liberales y libertinos en todo sentido, le dieron importancia mucho tiempo después, luego de una mortandad insondable, los estadounidenses con Trump a bordo, lo catalogó de chino sin reparar en sus consecuencias cadavéricas. En China se cerraron, se aislaron, lo acorralaron y siguieron creciendo. En Colombia como en Latinoamérica o África, titilamos con las acciones, se nos acaban las vacunas, sembramos nuevas cepas agresivas y a los políticos les importa en lo mínimo sus consecuencias. Los rusos cierran la llave, la abren, inventan vacunas, cargan sus cajones y sacan pecho. No es tiempo de inventariar, pero a lo sumo, si es necesario hacer los balances primigenios. El virus no era tan mortal, pero dejaba muertos… o como las vacunas Astrazeneca, Pfizer o Johnson & Johnson, son buenas y aceptables, aunque maten un poquito. La contabilidad de fallecidos puede pasar de improviso, hasta que le toque a alguien. Lo malo es que aún existe reserva poblacional inafectada para seguir infectándonos y bastante. Al principio (marzo del 2020) una persona infectaba a tres en promedio, luego aparecieron niveles inestables de inmunidad natural y sin tener todavía explicaciones suficientes, comenzó a caer la frecuencia. Pero no… el virus mutó, como lo hace en cada cuerpo y en cada lado, se reacomodó y en septiembre del año pasado en Inglaterra, empezó a manifestarse una cepa agresiva, corrosiva, que incluso afectaba e incidía aquellas personas, que poseían niveles medios y bajos de inmunidad natural, trascendiendo de esta manera a un aumento de la afectación. Algo parecido ocurrió en Suráfrica y luego en Brasil, a causa del mecanismo de incidencia en personas con niveles medios de inmunidad celular y humoral. Hoy día la ciencia no sabe exactamente cómo la evolución cepática funciona. Sólo hay indicios y visajes macros; es decir, tendencias que en lo absoluto no marcan todavía, sugerencias de curas o aliviamientos. Sólo se conoce que son consecuencias darwinianas flexibles de acción, reacción y reposo. Nada más…


¿Qué va a pasar a corto y mediano plazo?. Ante todo surgirán nuevas cepas, que como en el caso del virus de la gripa común, evolucionarán, mutarán y transgredirán los obstáculos que se les interpongan, sean antrópicos o naturales. No será como en marzo del año pasado, cuando todo era nuevecito y el virus feliz, se replicaba tomándonos por asalto. Ahora enfrenta diferentes niveles de autodefensas paráclitas de índole biológica, para el buen entender y consuelo de los uribistas apesadumbrados. Por tanto, también encara a las vacunas que excitan anticuerpos humorales y al final, esta mezcla dará como origen una situación diferente que generará otras variantes y por ende, se exigirán otras nuevas vacunas en constante actualización; las anteriores caerán en desuso. El baile sigue como el negocio mi socio. Y esto gusta a los mercachifles y a las farmaceúticas, a los intermediarios y a los políticos neoliberales que les encanta el “cruce” y los trabalenguas. Obvio, para eso no hay que saber; sólo basta el mandato y las posiciones de fuerza. 


Ahora que estamos enterados de las tendencias apasionadas de la biología cuántica y del espasmodismo sepulcral que pende sobre nuestras cabezas, ya que seguirá habiendo un faltante incremental de vacunas como tal hoy se expresa, pues entonces entérese que ni aquí en Barranquilla, ni en Colombia, tendremos arrestos suficientes para fabricar nuestros medicamentos. Otros si se han arriesgado aun fracasando en el intento. No importa… lo que aquí subsiste es que algunos ya han ido a los “mayamis” a vacunarse y de paso, con la aprobación fáctica del Uribismo gubernamental, traerán sus buenas provisiones de preparados en abundancia. Por lo tanto, salvados y sanos, como buenos comerciantes neoliberales, blandirán las cajitas vendiéndolas al triple del precio, enorgulleciéndose y vanagloriándose con fanfarrias y papayeras, de su brillante “emprendimiento”, al tiempo que el reguero de cajas mortuorias, proliferará por los andenes. Las cotizaciones de las funerarias colombianas en Wall Street se izarán por los cielos y El Heraldo, El Tiempo y La Libertad, reseñarán en regocijo, el apuntalamiento financiero entre las farmaceúticas extranjeras con los enterradores locales de turno. ¡Viva mi bello país carajo!, ¡VIVA!. ¡Viva el carnaval!, ¡VIVA!.


(Lo creen a uno pendejo, no joda…)
 

Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

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