viernes, 14 de abril de 2023

BRASIL Y CHINA EN EL NUEVO REORDENAMIENTO GEOPOLÍTICO

Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt
14 de abril del 2023

Luis Inacio Lula Da Silva, el flamante Presidente de la República Federativa de Brasil, hace dos días cumplió cien días de gobierno. Precisamente estos gobiernos de nuevas emergencias, en el cual Lula se encarna en uno de ellos, no piden Vistos Buenos para ejemplificar sus políticas económicas. Por su visita a China este viernes 14 de abril, anuncian la firma de 15 acuerdos con China. Todo un hito en las nuevas dinámicas que ejemplifican el clima diplomático entre ambos países. 
El hegemonismo anglosajón, mira de soslayo lo que ocurre sin hacer propuestas al respecto. Incluso, ese paralelismo es válido en la política interna de Colombia: la derecha de repasón, observa con sobresaltos, las propuestas del gobierno sin hacer o reproponer nada a cambio. ¿Optarán por otro tipo de “voladuras” de cualquier ductos para afianzar el convencimiento?. ¿Cuáles de ellos serán?. Repasemos un poco el sustrato de los nuevos tenores geopolíticos. A fin de cuentas, lo importante no es que el mundo mude de polaridad, lo clave es cómo podemos afianzarnos.
El mayor socio comercial con Brasil se llama China. En el 2021 llegaron a exportar más de 88 mil millones de dólares al gigante asiático, componiendo casi el 5,5% del PIB de Brasil. Los EEUU en el mismo año, recibieron desde Brasil, productos por un monto de unos 30 mil millones de dólares; casi tres veces menos. Sin embargo, lo referente a temáticas de intercambio no radica en el volumen sino en la clase de socio con el que se interactúa. 

La reunión entre los dos jefes de Estado, no resalta por la firma de acuerdos en las áreas de agroindustria, ciencia y tecnología, comunicación, entre otras. Cobra importancia, porque se realiza sin presiones indebidas por ninguna de las partes y, por no adoptar alineamientos pseudopolíticos preconcebidos. Van a presentarse grandes inversiones chinas en Brasil y al tiempo, escalarán las asociaciones público privadas en ambos países. Dicho de otra manera, el acuerdo comercial se basa en la interacción específica de cada país, con sus recursos, logísticas y directrices, encaminados a la sustentación de los acometimientos empresariales. Téngase en la cuenta que se firmaron acuerdos entre empresas privadas de ambos países, sin restricciones ni direccionamientos.

Con la base de esta nueva estrategia brasileña, para encaminar un crecimiento de su relación comercial con China, ¿qué puede hacer Colombia y los otros países del sur global?. Todo lo anterior se configura en un nuevo paradigma económico que resalta por una evidente característica: la inacción e inrespuesta del aglosajonismo del norte adyacente ante el reto chino. Interiormente, y dentro de las nuevas asimetrías macroeconómicas por estos sobresaltos, ni los EEUU, como tampoco la "Vieja Europa” (acuérdense de Rumsfeld), se estigmatizan en sus epifanías, encerronas de dominios y chasquidos de dientes. 

Los de por aquí, a su tiempo, esperan que les den una señal para ver como contrarrestarán las propuestas radicadas en sus ámbitos y talanqueras. Al fin y al cabo dirán que Huawei nos espiará despiadadamente, olvidarán que ellos le chuzaron el celular a Dilma Rouseff y luego, si es que se les ocurre, darán “luces verdes” a algunos “tatequietos” o golpes de timón por aquí o por allá… Es que eso de reventar gasoductos, también puede sonrojarnos con voladuras de torres eléctricas o activos semejantes. Brasil escenifica un cambio de rumbo y opta por la practicidad y la sensatez. 

Normalmente bajo estos ámbitos, cuando Lula determinó adherirse al sistema chino de pagos internacionales, uno no puede pecar por improcedente. Algo tenemos que hacer, alguna cuerda hay que tocar… Vean a África desalentándose de los colonizadores y sacándole todo en cara, los rusos perdonándoles 20 mil millones de la deuda externa, los chinos construyendo en sus cabos y en sus rabos. Ya sea por mejores relacionamientos con los EEUU o por otras escogencias, este mundo ha mutado y bastante, en lo que llamamos nuevas alternativas multipolares. Todas nuestras futuras antonomasias deberán radicarse en esos entrecejos, de forma ágil y por el bien de nuestros países.

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