domingo, 23 de abril de 2023

HISTORIA DE UN DIÁLOGO

Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt
Domingo 23 de abril del 2023.

Al entrar al restaurante, a Comesaña lo recibieron con los mismos remoquetes de antes, de siempre y de costumbre... 

“¡Buena Pelo e Burra!” le gritó un cuidador de carros.

“Ñerda Julio, te quitaron el puesto” vociferó un pasante casual. 

Él, impasible como siempre, entró al sitio revuelto en sus sonrisas francas, creyendo que esperaría a su interlocutor cuando de repente, escuchó no muy lejos, en acento paisa: 

“Vení Julito, es por aquí”. 

Era Hernán Darío, el “Bolillo” Gómez quien lo invitaba a su lugar, con una afabilidad extendida en todo su rostro. 
Luego de los saludos y la jovialidad de ambos, se sentaron a la mesa, recordando los algunos que otros tiempos viejos y también los recientes… 

“Pero Julito, tenés más pelo y más blanco”.

Comesaña sonrío sin levantar una ceja respondiéndole casi al unísono:

“Bolillo, vos tampoco has cambiado, ví por ahí que te están organizando un Baby Shower”.

Hernán se desternilló de la risa, manoteándolo con amabilidad y sin sobresaltos. Se acomodaron, se relajaron y después de los consabidos rodeos inocentes, Hernán tomó la iniciativa:

“Mira Julio, sólo quería preguntarte unas cositas y sé que vos me las vas a aclarar”. 

Entraron en la ceremoniosidad del caso y el interlocutor tercero, se maravillaba impertérrito en medio de aquellos dos saurios de la estrategia futbolística. El Bolillo prosiguió: 

“¿Para vos, qué es dirigir al Junior, qué es lo que más se te dificulta?”. 

Después de menear un poco la cuchara en el café servido, inhaló un poco de aire y sin rodeos de ninguna clase le espetó: 

“Hernán, a vos te quieren mucho por aquí y te respetan. A mí no me bajan de “Pelo de Burra” y de las demás sandeces asociadas. Qué te guarden consideración en Barranquilla es algo sin igual porque aquí, para que lo sepas, bueno, eso lo sabés vos desde hace rato, a cualquiera pues lo… ¿cómo es que dicen aquí, lo petean, lo pelean… no, no… ¿cómo es qué es?”. 

El tercer interlocutor, sonrió y agregó: 

“¡Lo perratean!”

Julio asintió:

“Eso, eso, a vos no te la mientan como lo hacen conmigo”… 

Y prosiguió sin escamotarse: 

“Vos tenés que jugar lo que sabes porque lo sabes bien, plantear el cuadro de juego y estar atento más a la prensa fuera de Barranquilla. Aquí hay que conocer el medio y eso te sobra… Lo otro: unión de grupo”. 

Hernán lo interrumpió: 

“Esa es la maricada que necesito que me aclarés, ¿cómo ha sido aglutinar a la gente aquí?, hay muchos jugadores distintos, hay hasta regionalismos, caleños por aquí, paisas por acá y carajadas de esas, ¿vos me entendés?”.

El colombo uruguayo, se exasperó un poco y con una tonada reflexiva contestó sin miramientos de ninguna clase: 

“No, no, Hernán, vos sos paisa y eres culebrero carajo, has dirigido selecciones Colombia y de otros países, has ido a mundiales. No te tragués los cuentos de sindicatos y jefes. Es natural que existan líderes pero lo demás, vos lo podés manejar mejor que yo. ¿Me entendés?. Lo demás son amagues baratos y no te los tragués”. 

Los tres sonreían y mientras se surtían de unas golosinas de dulce de coco, arroz de leche y unas butifarras almidonadas en pimienta. Los comensales de la periferia, chismosos como siempre, escuchaban el remate de Comesaña: 

“Ya te dije, a vos te respetan y ni se digan los jugadores. Los de aquí son expertos en calibrarnos y de sondear hasta dónde llegamos; bueno, todos ellos en todos lados son así”… 

“Espera, espera” lo interrumpió Hernán. “Lo que me interesa es tu visión del grupo esencialmente”. 

El ambiente se llenó de una espera silenciosa y Julio remató menos ceremonioso: 

“Mirá Bolillo, esos jugadores son alegres, profesionales, son buena gente, a muchos de ellos los conozco y en especial a Viera. Ese va a ser el próximo entrenador del Junior porque tiene historia, lo quieren y es juicioso. Vladímir Hernández es bravo, es juniorista, oportuno correlón y genera muchas faltas. Ya vos dijistes que Bacca es histórico y eso pesa; hay que esperarlo. En fin, ellos te harán caso pero hacer una verdadera unión de grupo es crucial. Lo malo es que Fuad no da mano, no anima y no apoya… Lo que sí, es que es rápido para sacarlo a uno y sin previo aviso. Abrí el ojo como aquí dicen”. 

El tercer interlocutor en silencio inteligente, los miraba de soslayo avasallado por sus opiniones de sabiduría pragmática. 

Siguieron charlando de lo bonito, de lo sabroso, de lo humano y de lo divino, de todo lo demás. La parla giró después a cosas menos trascendentes y ordenaron un vino casual de cualquier lugar. Los chismosos de la periferia, con sus orejas sonrosadas, no se perdían ni de los ápices, ni de los manoteos, ni de las miradas entre ambos. Los seguían atentos, tirándoselas de pendejos ecuánimes. 

La brisa alisia comenzó a acariciar los robles de un patio a la lejanía, los comensales se relajaron y sin percatarse, se iban ayudando a redondear una idea de un fútbol sin apetencias y sin orgullos, juego puro y fútbol fino al fin y al cabo. Un rato después, luego de evacuar todo, a Julio Comesaña, a su salida del negocio, volvieron a batirlo con gritos desde la lejanía:

“¡Buena Pelo e Burra!”

“¡Te coge el Bolillo!”

 Afablemente él les respondía:

“Mirá che, ya son puras canas”

Otro cuidador de carros se dirigió a él en voz alzada:

 “El Bolillo me mandó a decir que estás invitado a su Baby Shower”

Comesaña se descuajó ahora sí, de risa vociferante, al tiempo que le tomaba el brazo al paisa, abriéndole los ojos:

“Mirá vos pelotudo, y yo diciendo que te respetaban”

Los tres se alejaron relajados después de la velada, iban tranquilos y ninguno de ellos salía de su asombro, ante tanto desparpajo… Los chismosos adentro, mientras tanto, los miraban por el panorama sin perderles el rastro. 

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